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sábado, 25 de marzo de 2017

Cotidianidad

Cada día...

...Vemos cosas, la cualidad de lo "cotidiano", es que habitualmente nos pasa totalmente desapercibido, y nos deja indiferentes porque estamos acostumbrados a verlo.
Cada movimiento o cada viaje que hacemos, nos encontramos con objetos que nos parece que están ahí desde que recordamos y por eso no le damos la importancia que se merecen.
La serie fotográfica que os traigo, es en cierto modo la continuación de "herrumbre", los elementos que nos rodean, están llenos de mensajes, de arte encubierto, que están esperando a ser vistos de un modo diferente. 




Una vieja tabla, vencida por el tiempo, testiga del rumor de las criaturas de la laguna que le rodea, quemada por el sol, acariciada por el viento, empapada por la lluvia, le da el suficiente carisma, para ser nuestra primera pieza de este puzzle.


Una puerta de un pozo, tras ella: madera, piedra, agua, elementos que por separado poco nos dicen, pero que juntos nos llevan a lo tradicional, a lo antiguo, a lo sereno, a lo que vale la pena. 
Hoy cerrado por la ciudad que ha devorado sin piedad su entorno, parece triste, cansado y está a la espera de cualquier orden de derribo, sería casi un delito no hacer una foto, que testificase su pasado, y nos haga reflexionar sobre "nuestro" futuro.


Una ventana desvencijada, una casa abandonada, tal vez un sueño acabado para alguien que dejó atrás sus posesiones materiales. Otrora seguro que sus dueños vieron días de gloria desde ella, hoy sólo queda el vestigio de lo que fue.


¿A dónde vamos?. Casi todos los días, invadidos por la rutina, vamos a los mismos sitios y hacemos las mismas cosas. No somos conscientes de que tal vez las indicaciones del destino son otras.


¿Quién sabe para que fueron construidos algunos edificios?. Están ahí por algo, o por alguien, pero forman parte de nuestro día a día y no los valoramos en su justa medida.


Cuando caminamos por la ciudad, por el bosque, nuestras huellas son las expresiones de lo que queremos ser, o de lo que buscamos ser, pero como están desde siempre con nosotros, ni lo recordamos.



El pasear, se convierte de buenas a primeras en un verdadero acto de rebeldía, puesto que nos alejamos de la dictadura de las máquinas. ¿No será que hemos perdido libertad?.


Una ventana abierta a la naturaleza, aunque el edificio esté en ruinas representa, un halo de esperanza, para regresar a lo natural, a lo básico, a lo "cotidiano".



Las cadenas que el tiempo pone, al arte, a la ciencia, a la cultura, son las que sostienen la tiranía y la falta de razón. Es por ello que debemos ver los objetos cercanos, como algo que muta, cambia, se transforma y es capaz de ofrecernos belleza.
Os invito a que abráis los ojos y desterréis los prejuicios, sólo observad y pensad. ¿Qué os dicen a vosotros?.



2 comentarios:

Cuéntame alguna cosilla, saludos y gracias